AGRICULTURA URBANA
Un poco de historia
La agricultura urbana tal cual la conocemos hoy en día surge frente a la necesidad de producir alimentos durante las 2 guerras mundiales que asolaron principalmente a Europa en la primer mitad del S. XX. Los llamados jardines de guerra, o jardines de la victoria, eran promovidos entre la ciudadanía, a los efectos no solo de producir alimentos para el esfuerzo de guerra sino también para el consumo en las ciudades. Luego de la Segunda Guerra Mundial, los huertos urbanos fueron olvidados, hasta el surgimiento de los movimientos de contracultura durante los 60. La agricultura urbana ahora conformaba una alternativa a la forma de vida consumista de occidente, permitiendo autonomía alimentaria en las comunidades y representando una forma de retomar contacto con la naturaleza. Esta necesidad de reforzar los lazos con la naturaleza, condensada en los movimientos ecologistas de los 60, al combinarse con los discursos contra culturales, dio lugar a un potente desarrollo de las practicas agrícolas sustentables tanto en el campo como en las ciudades.
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Las ciudades tienen un impacto sobre los ecosistemas de los cuales no somos concientes. En estas se consume la gran mayoría de los alimentos que son generados en el campo, lo que conlleva grandes gastos en transporte, mano de obra e infraestructura. Esto se suma a un campo industrializado, lo cual ha llevado a un desastre global. Aunado a esto, las urbes no cuentan con espacios y ecosistemas que amortigüen el daño de las actividades humanas, como la emisión de CO2 y gases de efecto invernadero por el uso del automóvil y la industria. Estás áreas verdes no sólo pueden amortiguar el daño ecológico, sino que pueden generar un bienestar social y psicológico en los habitantes, aumentando el nivel de vida en estas.
Otro aspecto relevante del impacto de las ciudades en el medio ambiente es la generación de residuos inorgánicos, que al no ser separados y manejados de forma inadecuada, se convierten en factor de contaminación y de riesgo sanitario para las personas que trabajan dentro de los tiraderos, que normalmente se presentan a cielo abierto teniendo una gran emisión de contaminantes. La agricultura urbana nos permite utilizar espacios abiertos para producir alimentos, promueve la separación y el reciclaje de residuos inorgánicos sólidos, mejora las condiciones ecológicas del entorno urbano, ayuda a establecer lazos comunitarios y reforzarlos. Representa una alternativa económica y comercial a nivel local, permitiendo el desarrollo de comunidades. También nos permite fijar carbono en el suelo, mitigando el cambio climático reduciendo la huella ecológica de nuestras ciudades. |